Cada viaje me depara siempre alguna sorpresa. El Parco del Ticino, a pocos kilómetros de Binasco (Milán). Salí sólo a dar un paseo, sin fines ornitológicos. Además, el aspecto austero de la zona no daba lugar a pensar que allí pudiera encontrar algo de relativa importancia. Los árboles altos, secos, sin hojas... con sus largos troncos sin ramas en sus primeros metros de altura... Sólo se escuchaba el canto de algunos carboneros que frecuentan esta zona del norte de Italia, las más que abundantes cornejas cenicientas y de vez en cuando se dejaba ver algún cormorán grande o alguna garza... por lo demás nada, solo el murmullo del agua a su paso, que aunque tranquila en apariencia, generaba una corriente increíble.
Me dispuse a volver, ya al atardecer, y entonces vi lo que nisiquiera iba buscando. Su silueta me recordó a la de una corneja cenicienta, pero éste no tenía ningún contraste, era negro entero. En su escapada al vuelo, dejó atrás una metálica y cíclica voz, que unida a su morfología, convertía su identificación en algo fácil...
El pito negro (Dryocopus martius) es uno de los picos (comunmente conocidos como pájaros carpinteros) que frecuentan la geografía europea. En España lo podemos encontrar en la mitad norte, mientras que en Italia sólo lo encontramos si nos damos un paseo por los Alpes y raramente por los Apeninos. Este ejemplar, sin embargo, sí que se dejó caer un poco más al sur de la Val d'Aosta, hasta el Parco del Ticino.
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