lunes, 15 de marzo de 2010

Flipando con la migración prenupcial en el Estrecho

Ayer me lo pasé como un enano. Volví al Estrecho, varios meses después, con la intención de echar un buen día de campo disfrutando de la migración prenupcial. El día no me defraudó...

La jornada empezó alrededor de las 9.30, hora a la que recogí a Marina y tiramos para el Estrecho (con la correspondiente parada para tomar un café en la Barca de Vejer). Desde el coche pudimos ver que la Janda sigue bastante inundada, aunque ya ha bajado muchísimo el nivel de agua que había hace apenas unas semanas.

Al llegar al Estrecho, nos dirigimos en primer lugar a Punta Carnero. A mí, personalmente, es un puesto que me encanta. Se vean pájaros o no, las vistas desde ese lugar son impresionantemente bellas y se respira un ambiente de campeo que ha dejado de tener Cazalla. Desde el punto de vista migratorio, la cosa estaba allí muy floja. El viento de levante se estaba llevando los bichos que cruzaban a Tarifa. Nos tuvimos que conformar con ver un par de cuervos (Corvus corax) rondando por allí, uno de ellos increpado por un ratonero (Buteo sp.), y algún que otro cernícalo (Falco tinnunculus) campeando.

Con esas nos fuimos a Cazalla y allí nuestra suerte cambió. Mucho milano negro (Milvus migrans), calzadas  (Aquila pennata) de ambos morfos, culebreras (Circaetus gallicus) y alguna cigüeña blanca (Ciconia ciconia) dispersa. Curiosamente casi todo el flujo de rapaces al norte entraba muy alto, lo que nos da una idea de la altura de partida que debían haber tomado esas aves en la costa marroquí, antes de ir perdiendo altura en el Estrecho. También vimos un par de vencejos reales (Tachymarptis melba), bastante golondrina común (Hirundo rustica) y nos alegró la tarde un águila-azor perdicera adulta (Aquila fasciata) muy cerquita, todo ello amenizado por un halcón peregrino (Falco peregrinus), posiblemente  macho, en plena caza detrás de una paloma, aunque con escaso éxito.

También fue una bonita oportunidad de volver a ver a gente a la que hacía tiempo que no veía y a la que echaba ya un poco en falta. En definitiva, una excelente jornada de campo. Habrá que repetir en breve.

1 comentario:

Ángel Zamora dijo...

Cómo me has recordado mi experiencia con el MIGRES... lo que disfruté de las aves en aquel maravilloso lugar...

Saludos.

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